Es la frase que suelen escuchar los indecisos antes de cada elección. “El voto en blanco favorece al oficialismo”, sostienen quienes buscan disuadirlos de tomar la postura de no optar por ningún candidato. Pero, ¿es cierto que este sufragio tiene ese efecto en el conteo final? ¿Es mito o realidad?
Ante todo, vale definir esta expresión democrática que, por lo general, llega a reunir mayores porcentajes que varias de las listas en pugna.
La calificación de los distintos tipos de sufragio detallada en el Código Electoral Nacional explica que, durante el escrutinio, se contabilizará un voto en blanco “cuando el sobre estuviere vacío o con papel de cualquier color sin inscripciones ni imagen alguna” (artículo 101, apartado III).
Al contrario de lo que sucede con el voto nulo (por ejemplo, aquel que es emitido mediante boleta no válida), el voto en blanco es válido, y se computa al momento de determinar las proporciones obtenidas por cada nómina.
¿Cuál es su función? “Representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio, expresando así su disconformidad con todos/as los/as candidatos/as y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”, explica la Cámara Nacional Electoral (CNE) en su sitio web.
Así, el voto en blanco puede llegar a representar todo un rival para los partidos políticos; en especial, para aquellos que compiten “palmo a palmo” en una interna, al igual que para quienes apuntan a superar en las primarias el “piso” del 1,5% de los votos válidos emitidos, porcentaje mínimo para poder competir luego en los comicios generales.
Sin embargo, interpretar a quién beneficiaría o perjudicaría este tipo de sufragio no es nada sencillo, explica el consultor político Carlos Fara, quien trabajó en más de 160 campañas electorales a lo largo de los últimos 35 años.
“La frase de que el voto en blanco favorece al oficialismo viene de la elección de 1973, cuando había balotaje por la reforma constitucional del presidente (Alejandro Agustín) Lanusse. Entonces, lo que se decía es que no había que votar en blanco, porque se le sumaba al ganador, que se suponía iba a ser el peronismo. A partir de eso, mucha gente interpretó que el voto en blanco, técnicamente, sumaba al ganador. En realidad, lo que se advertía era que, si vos querías que se produjera un balotaje, no había que votar en blanco, sino a algún opositor, porque si votabas en blanco favorecías que el peronismo llegara más rápidamente al 50%”, recordó el presidente de “Carlos Fara & Asociados”, en diálogo con LA GACETA.
El especialista detalló que, “a partir de eso, quedó el mito de que el voto en blanco favorece al oficialismo”. “Sin embargo, nunca se sabe, porque no podemos determinar si quien vota en blanco estaba entre votar a alguien de la oposición y votar en blanco; o entre votar a alguien del oficialismo y votar en blanco. Además, (en las elecciones) no hay solamente dos actores o competidores, sino varios. Por ello, no sabemos exactamente a qué lista se ‘le quitó’ el voto”, analizó Fara.